Esta zona de la ETAP se corresponde con la planta original, del año 1955, y comprende la captación del agua del río a través de unas rejas y la posterior aplicación de una serie de tratamientos físicos y químicos que preparan el agua para entrar en la segunda fase de la potabilizadora. En concreto, tras la captación, el agua llega a unas cámaras desarenadoras, donde quedarán sedimentadas las arenas y las gravas. Después, mediante unas bombas sumergidas, se eleva el agua 11 metros para que pueda continuar el proceso por gravedad. Finalmente, se añade una primera dosis de dióxido de cloro para oxidar compuestos inorgánicos (hierro y manganeso). También se añade el coagulante que provocará la aglutinación de partículas presentes en el agua y su separación por gravedad (sedimentación/decantación). Y finalmente, se dosifica dióxido de carbono para estabilizar el pH del agua.

El agua entra en los decantadores estáticos, donde tiene lugar la coagulación y la decantación simultáneamente. Las partículas de fango se depositan en el fondo y el agua clarificada queda en la parte superior de los tanques. A continuación, se hace pasar el agua por unos filtros de arena con un grosor y una granulometría especiales, que retienen las partículas sólidas más finas que puedan quedar en el agua tras la decantación.

Esta zona de la potabilizadora se construyó en 1992 para ofrecer un plus a la calidad del agua de la ciudad. En este punto confluyen el agua superficial y el agua subterránea. Se eleva el agua mediante tornillos de Arquímedes y pasa a la línea de ozono y filtración de carbón activo. Mediante la ozonización (el ozono es el mejor desinfectante que existe) se eliminan del agua los microorganismos, además de oxidar la materia orgánica y favorecer que quede retenida en los filtros de carbón activo. La finalidad de esta etapa es la eliminación de compuestos orgánicos, los cuales quedan adsorbidos en el carbón activo granular. También retiene óxidos metálicos (hierro, manganeso, níquel, etc.).

A partir de 2006, se construye la tercera ampliación de la planta potabilizadora, consistente en dos edificios en los que se realiza un tratamiento por membranas: en uno de los edificios se realiza la ultrafiltración y, a partir de 2009, se añade el edificio en el que se realiza la ósmosis inversa.

Se trata de dos procesos que buscan, por diferentes métodos, cribar las partículas disueltas en el agua. La ultrafiltración se realiza mediante membranas por las que pasa el agua y que constituyen una barrera total contra las bacterias. A continuación, la ósmosis inversa supone una barrera total para virus y bacterias, además de eliminar la práctica totalidad de las sales del agua.

Con el paso del agua por las tres etapas de ósmosis, se consigue un 90 % de aprovechamiento del agua y un 10% de rechazo en sales (salmuera). Para conseguir un agua con unas propiedades equilibradas, se lleva a cabo una remineralización con roca carbonatada.

El agua tratada con ultrafiltración y ósmosis se mezcla con el agua tratada con ozono y carbón activo granular. Seguidamente, el agua se clora a dosis que regula la Organización Mundial de la Salud (OMS) y que garantizan la calidad del agua hasta llegar a los puntos de consumo.

Al acabar el tratamiento, se debe impulsar el agua hacia la Central de Relevo (cota 50), hacia Gavà (cota 70) y hacia la Central Cornellà (cota 10). Y, desde allí, a otros depósitos y hasta los puntos de consumo.

Finalmente, y en aplicación de la legislación vigente, se tratan los fangos provenientes de todo el proceso con el objetivo de transformarlos en un subproducto y evitar, por tanto, que terminen como residuo. El resultado es un fango con el 95 % de sequedad, que se utiliza como materia prima en el sector de la construcción, entre otros.

Física y química al servicio de la economía circular

Proceso de potabilización en la Estación de Tratamiento de Agua Potable de Sant Joan Despí

Ubicada en Sant Joan Despí, la ETAP Llobregat es una potabilizadora con 60 años de historia, que se nutre de las aguas del tramo final del Llobregat.

Ubicada en Sant Joan Despí, la ETAP Llobregat es una potabilizadora con 60 años de historia, que se nutre de las aguas del tramo final del Llobregat.

Esta zona de la ETAP se corresponde con la planta original, del año 1955, y comprende la captación del agua del río a través de unas rejas y la posterior aplicación de una serie de tratamientos físicos y químicos que preparan el agua para entrar en la segunda fase de la potabilizadora. En concreto, tras la captación, el agua llega a unas cámaras desarenadoras, donde quedarán sedimentadas las arenas y las gravas. Después, mediante unas bombas sumergidas, se eleva el agua 11 metros para que pueda continuar el proceso por gravedad. Finalmente, se añade una primera dosis de dióxido de cloro para oxidar compuestos inorgánicos (hierro y manganeso). También se añade el coagulante que provocará la aglutinación de partículas presentes en el agua y su separación por gravedad (sedimentación/decantación). Y finalmente, se dosifica dióxido de carbono para estabilizar el pH del agua.

En el año 1962 la estación se amplió con la central 2, exactamente igual que la anteriormente descrita.

“Y en 1992, coincidiendo con los Juegos Olímpicos, se quiso dar un plus a la calidad del agua de la ciudad, con lo que se llevó a cabo una segunda ampliación con nuevos edificios”. Ahora, tras la decantación por arena, se impulsa el agua con tornillos de Arquímedes, un sistema de bombeo que utiliza un conocido principio de la física, para que, por gravedad, realice dos nuevos procesos. Se le dosifica ozono (el mejor desinfectante que hay), y se filtra por carbón activo granulado, mejorando su olor, color y gusto.

En el año 2003 se construyó la tercera ampliación, consistente en dos edificios en los que se realiza un tratamiento por membranas: ultrafiltración en un edificio y osmosis inversa en otro”. Se trata de dos procesos que buscan, por diferentes métodos, cribar las partículas disueltas en el agua.

Los residuos generados en el proceso de decantación y filtración por arena se envían a una planta interna de tratamiento de fangos donde, a través de un tratamiento de secado en continuo, se acaba obteniendo un polvo, que posteriormente se envía a fábricas de cemento para su reutilización. Es decir, que se cumple con el principio de la economía circular, que implica la reutilización permanente de los materiales y los recursos para minimizar el impacto medioambiental de la actividad humana.

Física y química al servicio de la economía circular

CASO PRÁCTICO: La ETAP Llobregat